No es tarea fácil ni exenta de polémica definir a qué llamamos cerveza artesana pero, de una forma general, podríamos decir que es aquella en la que el factor humano tiene una mayor influencia sobre el producto final, ya sea por el menor volumen de producción, por el mayor protagonismo de la figura del maestro cervecero o porque es precisamente este maestro el fundador y propietario de la cervecera.
El origen de la cerveza artesana o craft lo encontramos en Estados Unidos durante los años 70 del pasado siglo, al hilo del movimiento impulsado por los home brewers o cerveceros caseros. Estos buscaban romper la monotonía de un mercado monopolizado por las cervezas tipo american lager, rescatando con sus recetas viejos estilos cerveceros y reinterpretándolos con nuevos ingredientes y procesos. Desde allí se ha extendido a casi todo el planeta y hoy es una pujante realidad que permite
a los amantes de la cerveza disfrutar de una gran variedad de sabores y aromas con más de 100 estilos diferentes entre sí.
Esta enorme diversidad nos ofrece infinitas opciones para explorar con nuestro paladar y quizá por ello sea interesante
-para los que aún no se han lanzado a probarlas o para los que
lo han hecho y la experiencia no ha sido todo lo buena que esperaban- dejar algunas orientaciones que nos allanen el camino para disfrutar de la cerveza artesana.
1. Comenzar por cervezas que no sean muy extremas
Un gran cuerpo o contenido alcohólico, un intenso lupulado y amargor u otros factores llevados al extremo pueden caracterizar a excelentes cervezas pero tal vez sea mejor llegar a ellas después de conocer otras más sencillas de beber para que no nos resulten demasiado chocantes. Por ejemplo, Tyris Original es una cerveza dorada que nos ofrece suaves aromas afrutados de la fermentación con levaduras ale, moderado amargor y contenido alcohólico (4,5%). De un perfil similar tenemos Altura de Vuelo, una blond ale de apenas 4,2%. Ambas son propuestas diferentes a las cervezas más cotidianas pero a la vez asequibles para cualquier paladar cervecero.
3. Acompañarlas de un maridaje adecuado
Una buena armonía gastro siempre puede hacernos más fácil adoptar los sabores de la cerveza artesana, por lo general más intensos. Los platos especiados o ligeramente picantes pueden acompañar bien a las cervezas más lupuladas como las IPAs, mientras que quesos y embutidos curados pueden dar una buena réplica a las que incluyan maltas más tostadas. Y si te gusta el dulce prueba a combinar cervezas oscuras con postres de chocolate, todo un clásico del maridaje cervecero.
2. Elegir aquellas cuyos perfiles encajen mejor con nuestras preferencias
Hay cervezas artesanas para todos los gustos así que se trata de empezar por las que nos son más afines por sus características sensoriales. Si te gustan los aromas herbales y el sabor del cereal tostado La Socarrada es una magnífica opción con sus notas de romero y maltas tostadas, 6% de alcohol y un gran equilibrio sensorial. Si por contra eres de los que te llaman los aromas y el amargor del lúpulo seguro que disfrutarás de IPAs como la de La Mari, J. Lee Blues o la de Tyris, donde las notas herbales, cítricas y resinosas se hacen sentir con intensidad.
4. Dejarse guiar por alguien que sepa de cerveza
Un buen barista, un vendedor que entienda de ellas o tal vez un amigo ya iniciado nos puede evitar algunos sustos. También es posible encontrar información en la web del fabricante y reseñas de cata en redes sociales cerveceras.
Con estos sencillos consejos y una cierta dosis de inquietud para explorar nuevos sabores ya estás listo para disfrutar de la cerveza artesana. Esperamos que tu camino de descubrimiento esté lleno de buenos momentos cerveceros.
¡Salud!
Julio Cerezo - Beer Sommelier
Director de Sabeer Academia de la Cerveza
