El panorama cervecero español de los últimos años ha vivido una importante evolución con la aparición de las cervezas artesanas. Poco a poco estas cervezas han ido ocupando su espacio, primero en locales especializados y más tarde en puntos de venta de gran consumo, tanto en hostelería como en alimentación. También los medios de comunicación se han hecho eco de ellas, de manera que su existencia ya es una realidad cotidiana para cualquier aficionado.
Sin embargo, fuera de su nicho de consumidores habituales, el conocimiento que el gran público tiene de las cervezas artesanas no parece ser demasiado preciso, ni tampoco el de las características que las diferencian de las llamadas industriales. Vamos por tanto a tratar de identificar esas diferencias desde diferentes ópticas para construir una imagen lo más completa posible.
Desde el punto de vista legal, en España una cerveza artesanal es aquella en la que 'la intervención personal constituye el factor predominante, bajo la dirección de un maestro cervecero o artesano con experiencia demostrable y primando en su fabricación el factor humano sobre el mecánico'. Esto quiere decir que no hay ninguna limitación por el tamaño de la fábrica o por el volumen de litros producidos, como sí que existe en otros países para definir a una cerveza como artesanal.
Desde el propio sector cervecero artesano han surgido iniciativas para marcar su territorio de una manera más concreta. Así la Asociación Española de Cerveceros Artesanos Independientes (AECAI) exige a sus miembros la no pertenencia a grandes grupos cerveceros. Esto provocó que hace unos años la marca Cibeles tuviera que salir de dicha organización al vender una participación a Heineken, aunque sus cervezas
siguieran elaborándose cómo y dónde lo habían hecho hasta ese momento.
Y esto nos lleva al meollo de la cuestión, el producto. No hay nada que a priori y obligatoriamente deba separar a una cerveza artesana de una industrial pero lo habitual es que unas y otras nos ofrezcan algunas diferencias:
- Las cervezas artesanas suelen reproducir estilos menos conocidos que las industriales o de gran consumo, aunque cada vez las excepciones son más numerosas. Por ejemplo las IPAs hace unos años eran un emblema de los pequeños productores y hoy casi todas las grandes compañías elaboran alguna. Del otro lado sucede algo parecido, hasta hace poco las lager doradas eran un tabú para el mundo artesanal pero hoy es posible encontrar más de una.
- Las cervezas artesanas no suelen utilizar adjuntos fermentables en sus recetas, principalmente arroz y maíz. Estos dos cereales frecuentemente forman parte de la elaboración de las cervezas más vendidas en todo el mundo acompañando a la malta de cebada, para hacerlas más ligeras y fáciles de beber. Por contra, los cerveceros artesanos suelen evitar su uso, dejando mayor protagonismo a las maltas.
- Como consecuencia de los dos puntos anteriores, podríamos decir que en general las cervezas artesanas ofrecen perfiles sensoriales más atrevidos, mientras que las industriales suelen ser más moderadas en cuanto a sabor y aroma.
- Por último, el precio de las cervezas artesanales suele ser superior al de las de gran consumo. El uso de algunos ingredientes específicos de coste elevado y la evidente economía de escala de sus competidoras implica que debamos pagar algo más por ellas.
Al final nuestro paladar es el que como siempre tiene la última palabra, pero nada nos impide alternar el consumo de unas y otras en función de nuestras preferencias personales y de cada situación. Como siempre con moderación.
¡Salud!