A lo largo del pasado siglo XX la cerveza se ha hecho un importante hueco en la vida de la sociedad española, hasta el punto de ser la bebida más habitual en nuestras reuniones sociales. El hecho de ser una bebida refrescante, de moderado contenido alcohólico y precio asequible para casi cualquier bolsillo, la ha catapultado hasta esa posición predominante, y no se atisba ninguna razón para que durante los próximos años pueda dejar de serlo.
Si nos fijamos incluso en las últimas tendencias de consumo que parecen orientarse hacia la reducción de la ingesta de alcohol, la cerveza sigue contando con las mejores bazas frente a otras bebidas gracias a sus cada vez mejores versiones SIN y 0,0, que en España alcanzan una cuota de mercado del 13%, muy superior a la de cualquier otro país europeo.
Teniendo en cuenta todo esto no es extraño que la cerveza esté asociada de manera casi indisoluble a espectáculos tan multitudinarios como son los conciertos musicales y el fútbol, lugares donde nuestra bebida juega un papel de acompañamiento destacado.
Dada la enorme popularidad y el amplio seguimiento en los medios hacia este deporte, es frecuente ver cómo las marcas cerveceras pugnan por patrocinar cada temporada diferentes competiciones, clubes o selecciones nacionales, asociando su imagen con la de los deportistas más conocidos pero sobre todo con un momento de disfrute en compañía.
Curiosamente y pese a esta fuerte asociación entre fútbol y cerveza, desde hace unos años la legislación española ha desterrado esta bebida de los estadios como medida de prevención de la violencia. Hoy en nuestras gradas tan solo se puede consumir cerveza sin alcohol, lo que no impide que los asistentes a cada partido cumplan con el extendido ritual de quedar para tomarse unas cervezas antes de entrar al estadio y/o a la salida del mismo.
Y si los aficionados que van a los estadios para ver el fútbol son numerosos, aún son más los que se reúnen en los bares para disfrutar del partido por televisión mientras paladean una o más cervezas, casi siempre lager doradas, estilo que por sus características sensoriales se adapta perfectamente a este tipo de consumo. La variedad de tipologías cerveceras no suele tener gran protagonismo durante los partidos, y la elección del aficionado pasa casi siempre por su marca favorita sin salirse de la popular rubia.
Tal vez en un futuro no muy lejano la cerveza vuelva a estar presente también durante los partidos en los estadios. De la misma forma que desaparecieron las horribles vallas que separaban a jugadores y espectadores, una actitud responsable de todos permitirá compaginar dos aficiones -cerveza y fútbol- que no tienen por qué desencadenar situaciones no deseadas. Como siempre, consumir con moderación será la mejor recomendación posible.
¡Salud!