Cuidar los niveles de colesterol es una cuestión que cada vez ha ido calando con más fuerza en nuestra sociedad. Actualmente, casi todos estamos concienciados de los riesgos que puede suponer la hipercolesterolemia para nuestra salud cardiovascular. Sin embargo, no todos llevamos a la práctica las recomendaciones que los profesionales de la salud nos ofrecen para ello.
Hay que tener en cuenta que el colesterol no depende únicamente de nuestra dieta. También la genética familiar puede condicionar significativamente sus índices y si es nuestro caso, deberemos poner especial atención en controlarlo de una forma aún más estricta.
La ingesta frecuente de frutas y hortalizas, dar mayor protagonismo a las legumbres en nuestra dieta y sobre todo evitar las grasas de origen animal, son a grandes rasgos las líneas clave para mantener el colesterol a raya. Por contra, un abuso de estas grasas tiende a incrementar el nivel de colesterol en sangre y con ello el riesgo de infartos e ictus.
Y cuando hablamos de nuestra bebida fermentada favorita nos surge necesariamente la cuestión: ¿la cerveza sube el colesterol?
Para responder con rigor a la pregunta debemos comenzar por señalar que existen 3 tipos diferentes de colesterol:
- El Colesterol-LDL también conocido como 'colesterol malo'. Si su índice es elevado tiende a adherirse en el interior de las arterias, llegando a provocar su obturación y por consiguiente el infarto o ictus
- El Colesterol-HDL o 'colesterol bueno', que juega un papel opuesto al LDL, actuando como protector frente a las enfermedades cardiovasculares
- El Colesterol-VLDL, que también es perjudicial para nuestra salud pero en mucha menor medida que el primero.
Pues bien, diferentes estudios clínicos apuntan a que la ingesta de cerveza puede incrementar los niveles de HDL, es decir, del “colesterol bueno” que protege nuestras arterias. Esto a priori parece una excelente noticia para los que bebemos cerveza pero, para no hacernos trampas a nosotros mismos, debemos tener en cuenta que al tener la cerveza un cierto contenido alcohólico, su ingesta inmoderada no está exenta de otros riesgos para nuestra salud cardiovascular y hepática.
De esta forma el mayor o menor contenido alcohólico de la cerveza que tomemos será decisivo para este balance de pros y contras que nos ofrece su ingesta frente al colesterol.
Así las '0,0' y 'Sin' serán preferibles a las clásicas lager doradas de nuestras barras, que rondan el 5% de alcohol, y estas a las lager intensas o las belgas de tipo abadía que se sitúan alrededor del 7%.
En resumen: la cerveza no sube el colesterol 'malo', pero tampoco se debe considerar un tratamiento contra él. Una pauta de consumo responsable y moderado de cerveza junto con una dieta equilibrada y una actividad física adaptada a nuestras condiciones personales, es en general compatible con nuestra salud cardiovascular.