Al igual que los geniales Jack Lemmon y Walter Matthau de aquella divertida comedia en la que dos divorciados de costumbres muy diferentes compartían apartamento, la cerveza y el chocolate parecen a primera vista dos alimentos tan diametralmente opuestos por origen, sabor y momentos de consumo, que están destinados a chocar y no entenderse nunca.
Sin embargo, a pesar de ese aparente antagonismo, la cerveza y el chocolate tienen no pocos puntos en común y, sobre todo, juntos nos pueden ofrecer una experiencia gastronómica sorprendente y satisfactoria, siempre que cuidemos la elección de una y otro para que sus perfiles armonicen adecuadamente.
En contraste con la cerveza, casi siempre asociada con el amargor, el chocolate forma parte de los alimentos considerados como dulces. Sin embargo, un recorrido minucioso por el lineal del supermercado nos desvela la existencia de chocolates no tan dulces o incluso con cierto amargor, en general aquellos con porcentajes de cacao superiores al 70%, lo que nos derriba ese primer antagonismo.
De igual forma, la enorme diversidad de estilos cerveceros nos presenta un abanico de sabores y aromas donde las notas dulces o ácidas pueden ser tan protagonistas como lo suele ser el amargor.
Por tanto, las posibilidades de combinar los sabores de la cerveza y del chocolate son demasiado numerosas como para descartar a priori que algunas nos vayan a resultar agradables, algo que puede ocurrir por afinidad sensorial entre ambos productos o por contraste.
Si buscamos afinidad, la combinación básica entre cerveza y chocolate es la que se produce con las cervezas oscuras o negras. Éstas, deben su color al tueste del cereal con el que se elaboran, por lo que no es extraño encontrar en ellas aromas de café, cacao, caramelo o regaliz.
Estos aromas también los podemos encontrar en el chocolate como consecuencia del tueste de la semilla del cacao. Todas estas notas de origen común -el tueste- se enlazan armónicamente con facilidad creando un maridaje tan grato como poco habitual.
un resultado sorprendente
un resultado sorprendente
Pero el resultado puede ser todavía más sorprendente cuando en lugar de afinidad lo que buscamos es contraste entre los aromas y sabores de la cerveza y el chocolate. Así por ejemplo, combinar una cerveza de perfil ácido con un chocolate dulce puede ser una experiencia tan especial como cuando probamos esas variedades de chocolates con sal o especias que se han popularizado durante los últimos años y que hacen las delicias de los gourmets.
Y no hay que restringirse tan solo a combinar el chocolate como tal; diferentes postres de cuya receta este producto forma parte pueden ofrecernos un maridaje espectacular con la cerveza: el brownie, el tiramisú o la tarta Sacher son un ejemplo de ello.
Por último, señalaremos otra forma de disfrutar de cerveza y chocolate que es paladeando alguna de las que incluyen directamente el cacao en su elaboración. Aunque no son muchas ni fáciles de encontrar, es cada vez más frecuente, sobre todo entre los cerveceros artesanos, el añadir cacao infusionado en cervezas oscuras para potenciar esas notas comunes que antes indicábamos.
Como veis, las opciones son muchas así que seguro que si probáis acabaréis encontrando una con la que disfrutar tanto de esta extraña pareja como con aquella del gran clásico de Hollywood.