CERVEZAS Y QUESOS: EL MARIDAJE PERFECTO

Julio Cerezo

Director de Sabeer Academia de la Cerveza

La versatilidad de la cerveza a la hora del maridaje gastronómico es casi infinita. Buena prueba de ello son las innumerables combinaciones que cada día llevamos a cabo en la barra del bar o en nuestra propia casa con todo tipo de tapas y raciones, siempre con un excelente resultado.

Sin embargo, hay un alimento para el que todavía no tenemos la costumbre de tomarlo con cerveza y no es otro que el queso. Por muy cerveceros que seamos, hay que reconocer que la primera opción cuando buscamos disfrutar de un momento quesero gourmet suele ser el vino.

De otro lado, cuando en España nos planteamos tomar una cerveza, todavía somos minoría los que pensamos en los numerosos estilos de esta deliciosa bebida, tan diferentes en cuanto a aroma, sabor, color, carbonatación, cuerpo y contenido alcohólico. De esta forma, si nos quedamos con la única opción de la lager dorada, es comprensible que no contemplemos con demasiado entusiasmo el maridaje de queso y cerveza, ya que este estilo puede no ser el más adecuado para muchos de nuestros quesos más populares.

Sin embargo, gracias a esa enorme variedad de estilos, tenemos excelentes alternativas cerveceras para armonizar con cualquier tipo de queso. Antes de profundizar en la combinación de variedades debemos saber que de manera general ambos productos comparten algunos de sus procesos de elaboración, lo que genera una afinidad sensorial entre ellos. Cervezas y quesos son resultado de la fermentación y tanto unas como otros pueden tener distintos grados de intensidad y maduración.

Pero el gran secreto de su armonía está sobre todo en lo que los diferencia: el queso es un alimento generalmente graso, lo que hace que su paso por boca nos deje una textura untuosa que encuentra su contrapunto ideal en la carbonatación y el amargor de la cerveza.

Seguro que todos conocemos la popular expresión “que no te la den con queso”, cuyo origen parece estar en la vieja artimaña de algunos bodegueros sin escrúpulos para vender vinos de dudosa calidad. Esta consistía en ofrecer un trocito de queso durante la prueba del vino que se iba a comprar. El potente sabor del queso y la película de grasa que dejaba sobre las papilas gustativas enmascaraban los defectos de aquellos caldos mediocres, facilitando su venta y consumo. Con la cerveza el truco no hubiera funcionado tan bien, pues su carbonatación y amargor hacen un efecto de limpieza en el paladar que reduce el efecto de la grasa del queso sobre la percepción sensorial del líquido.

Ahora sí vamos con la combinación de variedades ya que como siempre, la adecuada elección de la cerveza con la que maridar un determinado queso va a ser la clave del éxito. Aquí os dejamos algunas recomendaciones para comenzar a degustar estas armonías, que estamos seguros os sorprenderán gratamente y os abrirán la puerta a explorar muchas más.

nuestra propuesta

  • Quesos de cabra con cervezas ácidas en los quesos de cabra es frecuente encontrar un punto de acidez que puede enlazar muy bien con cervezas en las que este gusto esté presente, como las belgas de trigo o incluso las de fermentación espontánea si el queso es de cierta intensidad.
  • Quesos curados de vaca y oveja con cervezas maltosas > los sabores de la curación suelen ofrecer un recuerdo animal y ciertas notas de toffe o frutos secos, que armonizan perfectamente con cervezas en las que predominan las maltas tostadas y tienen un cierto cuerpo y contenido alcohólico
  • Quesos azules con cervezas IPA o Sout > las notas fúngicas y ligeramente picantes de estos quesos contrastan con las frescas y afrutadas de las IPA y con el amargor de sus lúpulos, creando un maridaje sorprendente y facilitador. Estos quesos también nos ofrecen una agradable combinación con cervezas oscuras e intensas como las de estilo Stout.

¡Salud!