El origen del uso de barricas en las cervezas
El origen del uso de barricas en las cervezas
Los galos ya empleaban las barricas de roble para la elaboración, guarda y transporte de la cerveza antes de que se utilizasen para el vino. Cuando el Imperio Romano conquistó Galia, descubrió en las barricas las forma perfecta de transportar vino y, en 200 años, sustituyeron por estas barricas las ánforas de barro que usaban hasta entonces, dando un giro inesperado a las propiedades del vino.
Las barricas parecían reservadas a las bebidas consideradas hasta ahora “nobles”, pero los maestros cerveceros han recuperado esta tradición histórica.
Han sabido aprovechar algunas de las exclusivas ventajas que aporta la barrica en la elaboración de la cerveza como su lentísima oxigenación y el toque genuino de las bebidas que han pasado por ellas antes.
Suelen emplearse toneles que han contenido vinos “nobles” o destilados como brandy, whisky, bourbon y ron, ya que su alto grado alcohólico supone una seguridad extra frente a las levaduras silvestres y las bacterias lácticas y acéticas que viven en la madera y que pueden acidificar la cerveza.
Cómo identificar y servir una cerveza de barrica
Cómo identificar y servir una cerveza de barrica
La barrica debe considerarse como un ingrediente más en la elaboración de las cervezas, ya que la madera influye en los matices y en el aroma de la cerveza.
Las cervezas que han madurado en barricas vienen identificadas con las palabras “BARREL AGED”. Si se han empleado porciones de madera (chips) la etiqueta indicará “WOOD AGED” o “OAK AGED” si son de roble. Para disfrutar de ellas, vierte el líquido en una copa snifter o similar a temperatura de bodega (12-14 °C), es decir, una temperatura más elevada que la habitual.