Llega la navidad y, tanto si somos de los que decoran con luces y espumillón hasta el trastero del sótano como si militamos entre los seguidores de Mr. Scrooge, seguro que participaremos de un buen número de compromisos familiares y sociales alrededor de comidas abundantes y bebidas con mayor o menor cantidad de alcohol..
Estas ocasiones singulares son especialmente propicias para degustar recetas culinarias vinculadas con el invierno, que se materializan en platos más calóricos y contundentes, elaborados al horno y frecuentemente aderezados con sabrosas salsas. Bocados que por su intensidad sensorial y momento de consumo parecen pedir la compañía de una bebida de buen contenido alcohólico.
En nuestro país la tradición es reservar ese lugar al vino y en menor medida el cava, que se suele servir a los postres, pero que por su carbonatación y frescor puede aligerar la sensación de pesadez en el paladar de estos bocados. Y es justo por compartir ese perfil de frescor y textura con el cava por lo que la cerveza también puede desempeñar un excelente papel en nuestros menús navideños.
Ahora bien, ¿son las lager doradas que consumimos cada día las mejores cervezas de Navidad? Sin ánimo de ser categóricos diríamos que, para acompañar a la mayoría de los platos típicos de estas fechas tenemos mejores opciones. Si decimos que los bocados navideños suelen ser contundentes en sabor y textura, su maridaje cervecero ideal deberá tratar de equilibrar esa potencia con una intensidad a la misma altura.
Esto quiere decir que por lo general será recomendable acudir a cervezas de mayor contenido alcohólico, cuerpo y maltosidad, que armonizarán con la gran sabrosidad del plato que degustemos, pero que al mismo tiempo, gracias a su carbonatación y amargor característicos, nos refrescarán el paladar reseteándolo a cada sorbo y evitando así la fatiga sensorial.
Al margen de las elaboraciones específicas navideñas de algunas marcas internaciones que no son fáciles de encontrar en nuestro mercado, tenemos varios estilos clásicos que nos van a brindar una excelente experiencia gastronómica, entre ellos señalamos:
- Las cervezas monacales conocidas como dobles y cuádruples: un mayor cuerpo y contenido alcohólico, sus notas caramelizadas y una fermentación con levaduras de tipo ale, les proporcionan una gran complejidad aromática que se adapta perfectamente a todo tipo de guisos y asados de carnes. Dentro de ellas, las de abadía como Leffe Bruin (6,5%) son más frecuentes en nuestros supermercados que las trapenses como Chimay Roja (7,2%) o La Trappe Quadrupel (10%).
- Las mismas cervezas monacales en sus versiones blonde o tripel: nos ofrecen la misma complejidad y niveles de intensidad pero menos sabores de tueste y un color dorado en lugar de oscuro. Pueden ser una excelente armonía para pescados, mariscos y todo tipo de salazones y ahumados. Como ejemplos tenemos Leffe Blonde (6,6%), Tripel Karmeliet (8%) o Westmalle Tripel (9%)
- Las alemanas de la familia Bock > especialmente las más intensas entre ellas como las Doppelbock o las Eisbock pueden acompañar esas mismas elaboraciones de carne pero también postres dulces e incluso paladearse con calma en la sobremesa. Algunas opciones interesantes pueden ser Paulaner Salvator (7,9%) y Schneider Aventinus Eisbock (12%).
¡Salud!