5 curiosidades de la cerveza que nunca te contaron

Aunque en la actualidad sea una bebida tan cotidiana para nosotros, y casi todos sus consumidores puedan nombrar sus ingredientes y algunos de sus estilos más populares, la cerveza tiene una larguísima historia en la que esconde unas cuantas curiosidades que no todo el mundo conoce. Hoy traemos aquí algunas de ellas, seguro que a muchos os sorprenderán.

En contra de una extendida creencia popular, la cerveza no aparece con la civilización egipcia, sino que su origen es anterior. Por un lado, se han encontrado restos arqueológicos que demuestran la elaboración de bebidas fermentadas de cereal en diferentes lugares de oriente medio desde hace más de 10.000 años.

Por otro, los primeros testimonios escritos sobre la cerveza corresponden a sumerios y babilonios, pueblos que nos dejaron noticia de más de 20 tipos de cerveza diferentes. El mérito de los egipcios fue la popularización de la cerveza, elevando su producción a niveles nunca vistos.

A pesar de haber sido elaborada y consumida con placer durante miles de años, la receta de la cerveza no se pudo completar del todo hasta 1857, cuando Louis Pasteur identificó el proceso de fermentación por el cuál la levadura metaboliza los azúcares del cereal produciendo alcohol y gas carbónico.

Con anterioridad a la invención del microscopio era imposible identificar este pequeño hongo, así que la fermentación se atribuía a la magia o incluso a los ritos durante los cuales se bebía la cerveza, pero la levadura siempre formó parte de ella, llegando al mosto de manera más o menos accidental.

Todos conocemos el protagonismo de los monjes durante la Edad Media en la elaboración cervecera, pero no tantos conocen la importancia de Hildegarda de Bingen. Esta docta y polifacética monja alemana incluyó en su obra "Physica Sacra" la recomendación del uso del lúpulo frente a otras plantas habituales hasta entonces en la fabricación de cerveza, por sus propiedades conservantes. Parece que esa propiedad también produjo efecto en la propia Hildegarda que vivió bebiendo cerveza hasta los 81 años, edad insólita para la época.

Se trata de la alemana Weihenstephaner, ubicada no lejos de Múnich. En el año 1040 los monjes del monasterio benedictino que le da nombre obtuvieron el permiso de las autoridades para elaborar y vender cerveza, lo que hicieron durante casi ocho siglos sobreponiéndose a guerras, incendios, epidemias y toda clase de catástrofes. Pero en 1803 no pudieron impedir que el estado de Baviera se hiciera con la propiedad del monasterio, gestionando desde entonces su fabricación cervecera e impulsando un centro técnico de formación de gran prestigio.

Nuestro primer monarca de la Casa de Austria nació en la localidad belga de Gante, donde la cerveza era -y es- la bebida más popular. Al instalarse en nuestro país para gobernarlo en 1517 y no encontrar en él más que vino, se hace traer de Flandes cargamentos regulares de cerveza que tan solo se consume en la corte por la familia real y los consejeros flamencos.

Más adelante promueve la creación de una fábrica de cerveza no lejos del Alcázar, que ocupaba lo que hoy es el Palacio Real de Madrid. Ya al final de su vida, cuando abdica en su hijo Felipe y se retira a Yuste, se lleva consigo a un maestro cervecero y hace construir una nueva instalación allí que pueda satisfacer sus necesidades.