Todos sabemos que la cerveza tiene un importante contenido de agua en su receta, que puede oscilar entre el 85% y el 92% del total en función del estilo. Esto significa que, al ingerir una cerveza estamos aportando agua al organismo, de donde se podría deducir que lo estamos hidratando.
PERO, ¿DE VERDAD ES ASÍ?
PERO, ¿DE VERDAD ES ASÍ?
Para responder con rigor a esta pregunta debemos hacer un examen más a fondo de todos los contenidos que nuestra cerveza lleva diluidos en esa importante cantidad de agua; y que son, por un lado, los que aportan cada uno de sus otros ingredientes -malta de cebada y otros cereales, lúpulo, levadura, a veces frutas y especias…- y, por otro, los que se crean durante su elaboración y, muy especialmente, durante el proceso de la fermentación. Hablamos del contenido alcohólico.
El alcohol de la cerveza, como el de cualquier otra bebida, tiene una influencia significativa sobre los niveles de hidratación de nuestro organismo debido a su importante efecto diurético. Seguro que hemos comprobado por propia experiencia que cuando bebemos cerveza debemos visitar el baño con mayor frecuencia que cuando bebemos solo agua.
Esto sucede porque el alcohol inhibe la secreción de la hormona antidiurética (ADH), que actúa sobre el riñón para reabsorber agua y esta, al no ser reabsorbida, se desecha a través de la orina.
Pues bien, ese efecto diurético tiene como consecuencia una pérdida de hidratación que la ingesta del agua contenida en la propia cerveza no llega a compensar, en especial cuando hablamos de cervezas con un cierto contenido alcohólico. Como consecuencia de ello, la única forma posible de hidratarnos a base de cerveza sería hacerlo tomando sólo referencias etiquetadas como 0,0 en las que, al no contener alcohol, no se produce este efecto diurético.
Por ello, en situaciones donde se favorece una mayor ingesta de cerveza de lo que es habitual -durante el verano con las altas temperaturas, o después de hacer ejercicio físico- es importante vigilar este aspecto para cuidar nuestro organismo. Además de la opción ya mencionada de las cervezas 0,0, también podemos alternar la ingesta de cerveza con la de agua y así mantener en su nivel adecuado la hidratación corporal.
En resumen, disfrutemos del sabor de la cerveza pero siempre con moderación para cuidar nuestra salud y así poder hacerlo durante muchos años más.
¡Salud!