Vinos submarinos

Eva Pizarro

Sumiller en restaurante Fierro y formadora en Tandem Gastronómico.

Hace unos 15 años, trabajando en Galicia, cayó en mis manos una botella de Sketch, un vino blanco de uva albariño elaborado por el enólogo del momento, el recién galardonado con 100 puntos Parker, Raúl Pérez.

vinos sumergidos en el mar

No era una botella al uso, en su cristal había restos de lapas y algas pegadas. ¡Era un vino criado bajo el mar! Sí, sí, era la primera vez que oía hablar de ello. No era, sin embargo, la primera vez que escuchaba historias de viejas botellas o ánforas recuperadas de los fondos marinos que presentaban vinos formidables, pero sí era la primera ocasión de probarlo.

Estas cosas siempre causan sensación e intriga y no aguardamos una ocasión especial para descorcharlo, lo hicimos al momento.

Raúl elaboraba este albariño con uvas procedentes de Meaño, en las Rías Baixas. Había decidido conservar algunas de esas botellas sumergidas bajo el mar, a unos 19 metros de profundidad en la Ría de Arousa, en bateas de mejillones ni más ni menos.

El vino es maravilloso, tanto su versión bajo el mar (que creo que actualmente solo se hace para consumo interno de la bodega) como su elaboración tradicional sin ser envejecido en bateas. Uno de los grandes vinos blancos de nuestro país.

A día de hoy, muchas bodegas se han sumado a este tipo de crianza. Quizás el proyecto más representativo sea el de Crusoe Treasure, con 3 vinos en el mercado: Sea SoulSea Passion y Sea Legend, los cuales tuve ocasión de probar hace muy poco.

Llevan más de 10 años de experiencia en este tipo de crianza y es la primera bodega submarina arrecife artificial de España y el mundo. A unos 700 metros de la costa de Vizcaya reposan más de 1.000 botellas bajo el mar de diferentes zonas de España. Allí se estudia la influencia de las corrientes, humedad, presión, etc., sobre la evolución de los vinos aquí criados.

Pero esto no es aislado, el conocido enólogo jerezano Luis Pérez también elabora su Garum Submarino, un vino tinto elaborado con la uva Tintilla de Rota, criándolo bajo el mar. En este caso no en botellas, sino en ánforas, emulando aquellos tesoros hundidos en época de los romanos y que en algunos casos tan buen resultado han dado tras ser rescatados.

En Galicia, otros han seguido el testigo de Raúl, Attis elabora su Attis Mar presentando su botella con esos restos marinos incrustados y que tanto interés despiertan en los aficionados. Y Bodegas D’Fran sustituye las aguas del Atlántico por las del embalse de los cañones del río Sil, en la Ribeira Sacra.

Las costas de Valencia o Canarias también albergan tesoros vinícolas en sus profundidades. Un fenómeno no exclusivo de nuestro país, echa un vistazo a Winery en California o Viña Casanueva en Chile… Incluso bodegas italianas y casas francesas también envejecen vinos espumosos.

¿El resultado? Tendrás que probarlo, sin duda una experiencia única y diferente para seguir disfrutando del vino.