Cata de vino en casa

Eva Pizarro

Sumiller en restaurante Fierro y formadora en Tandem Gastronómico.

Catar es someter a un producto al análisis de sus características. La finalidad es examinar sus sabores y aromas, y enjuiciar su calidad.

Esto, así dicho, podría parecer una tarea difícil, tediosa y solo destinada a los expertos. Pero, ¿sabías que esto lo podemos convertir en un divertido juego que además nos permitirá disfrutar más del vino, aprender y compartirlo con más gente?

la cata a ciegas

Os cuento una modalidad que, para mí, es la más divertida y donde más aprendo: La Cata a Ciegas. Catar a ciegas es probar los vinos sin saber nada de ellos, es decir, sin ver las etiquetas de las botellas. Es una modalidad que triunfa, no en vano proliferan los concursos de catas a ciegas y algunos de ellos se convierten en el evento del año para muchos de nosotros.

Es el ejemplo de la Cata por Parejas que organiza anualmente la distribuidora de vinos 'Vila Viniteca'. La última fue este pasado 12 de marzo en Madrid (cada año cambia su sede entre Madrid y Barcelona). En ella, 120 parejas son las agraciadas que consiguen completar la inscripción en un momento de máxima tensión que apenas dura unos minutos desde que se abre el plazo (no sabéis la demanda a nivel mundial que genera hacerse con una de las sillas).

Una vez superado este trámite, y tras el pago de 200 euros, empieza lo divertido. Al ser un concurso en el que se participa en pareja, la complicidad entre ambos debe ser total, y esto se logra a base de entrenar juntos, catar y catar vinos de todo el mundo y ser capaces de llegar a un consenso, complementarse y sacar lo mejor el uno del otro.

Llega el día y en la noche previa abundan los entrenamientos de última hora en los locales de culto de los amantes del vino: nervios, risas, piques, apuestas y la ansiedad de abrir esas últimas botellas antes de la gran cita.

Y llega la hora, primera fase clasificatoria, las 120 parejas catamos 7 vinos de todo el mundo, pudiendo ser blancos, tintos, rosados, espumosos, generosos… Llegan las copas servidas a nuestra mesa, imposibilitando así cualquier pista sobre la forma de la botella. Tenemos que tratar acercarnos lo máximo posible al vino que es y ésto es lo que nos piden de cada vino:

  • País (1 punto).
  • Zona de origen (1 punto).
  • DO/AOC (2 puntos).
  • Variedad/es (3 puntos).
  • Añada (3 puntos).
  • Elaborador (3 puntos).
  • Marca (2 puntos).
  • Comentario de cata.

Empiezan las dudas… yo creo que es champagne, no, es cava… Llega el momento de consensuar, y así vino tras vino intentamos recordar sensaciones de vinos catados, de la zona que nos parece, de su variedad, del estilo del elaborador... Se cumplen 90 minutos, cerramos los sobres y entregamos, la suerte está echada.

Las horas de espera hasta que se conocen las 10 parejas que disputarán la gran final discurren escuchando que han puesto tus compañeros, lamentos de 'lo sabíamos y cambiamos el vino en el último momento', pero queda esperanza…

Y por fin los ganadores, y la fiesta posterior, y las mismas ganas de seguir intentándolo el año que viene.

la cata en casa

¿Qué necesitamos?

Pues lo primero, unos cuantos amigos que les apetezca probar vinos y pasar un rato divertido. Tendréis que poneros de acuerdo y ver cómo organizar el tema de los vinos, aquí el punto más peliagudo y hay dos opciones:

  • Que uno haga de anfitrión cada vez, que se ocupe de comprar los vinos, ponerlos a temperatura adecuada para la cata, servirlos en un orden coherente... y, por tanto, será el único que conozca los vinos.
  • Aportar cada uno una botella tapada, sin que la vean los demás. Aquí tendréis en cuenta que quizá el orden en que van apareciendo los vinos no es el más adecuado, pero en fin, ¡hemos venido a jugar!

Podemos organizar nuestras catas por temáticas: de una región determinada, de una única añada, de una variedad, de un productor… el abanico es tan amplio como vuestra imaginación.

También podemos hacer estas catas sin que sean a ciegas, pero perdemos el elemento competición, aunque también puede ser una bonita forma de prestar atención a lo que vemos, olemos y saboreamos.

En definitiva, catar es prestar atención a lo que estamos haciendo, en este caso beber vino, pero también lo puedes aplicar a unos quesos, unas cervezas, distintos cortes de jamón… lo importante de ello es compartir y disfrutar.