El ciclo de la vid

Eva Pizarro

Sumiller en restaurante Fierro y formadora en Tandem Gastronómico.

Estos días estamos inmersos en plena vendimia: es tiempo de recogida de la uva, de nervios de los viticultores, de remolques que huelen a uva por nuestras carreteras dirección a la bodega para ser trasformados en vino... Pero antes de llegar a este punto hemos pasado un largo año desde que la vid reincidió su ciclo un año más.

¿cuál es el ciclo de la vid?

Un camino nada fácil, nada corto, que hoy te explicamos para que puedas entender ese vino que te estás sirviendo en la copa y que lo puedas disfrutar más si cabe.

Estamos a finales de verano, asoma el otoño, es tiempo de vendimia, de recoger el fruto de la vid que se ha gestado durante el año. Las uvas tintas han cambiado su color a rojo y púrpura, las blancas se han vuelto traslúcidas y doradas, es el conocido 'envero'.

Las uvas han madurado y los azúcares necesarios para la fermentación han aumentado, mientras que los ácidos disminuyen. Es el momento de mediciones, análisis y catas de uvas para decidir el momento óptimo de recogida de la uva.

Venimos de una primavera y verano extremadamente secos y cálidos; esto ha provocado que en casi todas las zonas de

España la vendimia se haya adelantado. Mientras escribo estas líneas, finales de agosto, se anuncia el inicio de la vendimia en algunas zonas de La Rioja, algo poco habitual. En Andalucía a primeros de agosto se recogía uva, en Valencia y Alicante, estamos de plena en vendimia. 

Como veis, esto no es una ciencia exacta, el momento de recogida va a depender, entre otras cosas, de las condiciones climáticas que se den en la zona y del estilo de vino que se quiera elaborar.

Si paseamos por los viñedos en estos momentos, veremos que algunos viticultores andan cesto en mano recogiendo el fruto, otros, en cambio, optan por máquinas que agilizan y reducen este laborioso trabajo. De nuevo nos encontramos ante una de esas decisiones que toma el elaborador en función del vino que quiere elaborar: vendimia manual o vendimia mecánica.

¿y del viñedo a la bodega?

Aquí llegará la uva para sufrir su mayor transformación, de fruto a mosto y tras la fermentación, a vino. Dependerá de cada enólogo el envejecer su vino más o menos tiempo antes de embotellarlo para su salida al mercado.

Pero mientras esto ocurre en la bodega, el campo sigue su curso, tras la recogida de la uva. Llegaran los fríos del invierno y la vid entra en un reposo vegetativo, es decir, la planta resiente su actividad, los pámpanos se secan y caen, y los sarmientos se vuelven leñosos.

Es momento para realizar la poda de invierno: mientras la planta descansa, se eliminan las hojas y madera vieja no deseadas y se va dando forma a la planta para su nueva etapa de producción. Es un momento importante, de estas acciones dependerá el fruto obtenido en la siguiente vendimia.

En marzo y abril, siempre que hablemos del hemisferio norte, se inicia la brotación. Si nos trasladamos al sur, estas etapas

cambian a otros periodos del año, por ejemplo, en esta época allí se realiza la vendimia.

La brotación marca el inicio del crecimiento, la planta incrementa su actividad vital tras los fríos, se desarrollan los pámpanos y las hojas hasta llegar a la floración y cuajado del fruto a finales de la primavera, cuando el calor es suficiente.

Y volvemos a la casilla de salida: el 'envero'. Esperaremos a que el fruto madure lo suficiente para iniciar una nueva vendimia, esa que nunca será igual a la anterior y que dependerá de todo lo ocurrido durante todo el año: clima, guiados de la vid... y que dará sentido a las añadas en los vinos.

Porque cada vino es el resultado de lo ocurrido en cada año, del trabajo y personalidad de su elaborador y del sitio donde está el viñedo. Esto es lo que hace mágico al vino, que es el reflejo de lo que vivimos en cada momento.

¡Buena vendimia elaboradores!