¿A qué nos referimos cuando hablamos de vinos monovarietales? La respuesta a esta pregunta es muy sencilla, pero vamos a profundizar hoy en lo que ello implica.
Nos referimos a aquellos vinos elaborados con una sola variedad de uva. Ya sabemos que tenemos catalogadas más de 8.000 variedades de uva en el mundo, pero es necesario ver cuál es su origen para entender cómo van a condicionar el estilo del vino en función de la uva que empleemos.
La 'Vitis Silvestre' sería la planta original de donde provienen las uvas en su estado salvaje, tal y como la encontramos en la naturaleza por los primeros pobladores. Tras descubrir su fruto y, sobre todo, lo que probablemente surgió de una fermentación espontánea, el vino, el hombre tiene la necesidad de cultivarla y domesticarla para obtener los frutos en mejores condiciones para su consumo y transformación, dando paso a la 'Vitis Vinifera'.
Cabe distinguir también entre lo que serían uvas de mesa, para consumo directo del fruto, y las uvas para vinificación, más difíciles para consumo directo, ya que presentan una piel más gruesa y un mayor contenido de taninos.
La vitis vinifera se fue extendiendo de oriente a occidente, asentándose en gran parte de las regiones donde el clima es apto para su desarrollo, y es aquí cuando empiezan a aparecer la gran parte de variedades que hoy conocemos, junto a muchas otras que se han perdido en el tiempo.
Todas estas variedades son fruto de la adaptación a cada zona con sus distintas características de clima, suelo, etc. Por tanto, es fácil pensar que éstas están en el lugar donde se han originado, pero debemos tener en cuenta un suceso que provocó un cambio a nivel mundial en el mundo del vino: la filoxera.
En pleno auge del sector vinícola, a principios del siglo XIX llega la filoxera (phylloxera vastratix), quien estuvo a punto de acabar con todas las cepas de Europa.
En 1865 este pulgón, que se alimenta de las raíces tiernas de la vid, llega desde Estados Unidos y se propaga con tal rapidez que se convierte en epidemia. Francia, Portugal, Alemania, España, Suiza e Italia sufren la devastación, quedando sus cepas prácticamente diezmadas. Aun así, las cepas que habían llevado los misioneros a América resistieron el envite de la enfermedad. De esta forma, se recuperaron las vides silvestres que habían sido llevadas al Nuevo Mundo y se replantaron en Europa, creándose variedades híbridas que enriquecieron el panorama vitivinícola, aportando nuevos vinos y llevando a regiones uvas de otras que en ese momento estaban de moda o producían mejores rendimientos.
¿por qué tenemos tantas variedades?
¿por qué tenemos tantas variedades?
Es por ello que, en España podemos encontrar vinos elaborados con Chardonnay, Pinot Noir o Cabernet Sauvignon por ejemplo, cuyo origen reside en Francia. Y, por el mismo motivo, algunas variedades desaparecieron para siempre.
En este contexto hablaremos de:
- Uvas Autóctonas: tienen su origen en su propia zona.
- Uvas Alóctonas: variedades de otras zonas introducidas recientemente (S.XX).
- Uvas Tradicionales: variedades establecidas en una zona desde siglos y cuyas características ya no coinciden con las de su origen.
- Sus aromas y sabores, ya que cada uva tiene los suyos propios.
- El color, tanto si es blanco, tinto o rosado, pero también su capa, si será más claro o con más pigmentación.
- Los niveles de azúcar, acidez, taninos, polifenoles, etc., también varían en función de la uva empleada y su lugar de cultivo.
- También la calidad y precio del vino vendrán condicionados por el tipo de uva, ya que hay variedades con mayor valor económico, niveles de rendimientos distintos, cuidados requeridos… Y todo ello repercute en el precio final.