“Mejoras como el buen vino”, una manida frase pero que encierra, quizás, el aspecto más importante de los vinos.
Porque un buen vino es el que con el tiempo gana en complejidad, equilibrio y profundidad. Y no todos los vinos son capaces de ello, de ahí que los vinos añejos, los vinos que desafían al tiempo y mejoran lleguen a alcanzar precios significativos, muestra de su calidad y valor.
¿Qué transformaciones ocurren en los vinos con los años?
¿Qué transformaciones ocurren en los vinos con los años?
Un vino de escasa calidad, el tiempo no lo va a hacer mejor, hemos de partir entonces de que un gran vino mejorará si ya nace con vocación de ello, si ya es bueno desde el inicio. Para ello son claves varios factores:
- Uva de buena calidad, se sabe que hay uvas con mayor potencial de envejecimiento.
- Buena añada, condiciones climáticas favorables para alcanzar el punto óptimo de la uva.
- Productor fiable y regular.
- Vinos con acidez alta, taninos e incluso azúcar.
Esto lo podemos encontrar en vinos blancos, tintos, rosados, espumosos, dulces... la capacidad de evolución no es exclusiva de los tintos como solemos pensar.
El paso del tiempo en los vinos provoca varios cambios:
- Transformación de los aromas y sabores: cuando los vinos son jóvenes, los aromas primarios, de fruta son los más evidentes, estos se muestran en un estadio fresco y crujiente. En los tintos destacan las frutas rojas y negras tipo moras, fresas, frambuesas, cerezas… estos con el tiempo pueden desembocar en fruta más madura, notas de tabaco, hojas secas, tierra…
- En los blancos, las notas de manzana verde, pera, hierbas, melocotón… se transformarán en notas de miel, frutos secos, polen, pan…
- La crianza enmadera juega un papel fundamental, el añejamiento del vino en barricas produce que se transfieran aromas y sabores de las mismas, especias, torrefactos, vainilla, humo…y todo ello en función de si este es más prolongado o menos.
- Por tanto los vinos añejos, dejarán atrás sus virtudes de juventud, fruta fresca y ganarán complejidad con las notas terciarias fruto de la crianza.
Estas transformaciones siguen en la botella, por tanto no olvidemos que muchos de los vinos ganan con la posterior guarda en botella.
- Baja la acidez de los vinos, aunque esta puede que analíticamente no cambie, si su sensación, siendo más suave, cremosa en los vinos añejos.
- Se suavizan los taninos, y esta es una delas funciones principales de la crianza, la astringencia y sequedad de un tanino joven se va perdiendo con el tiempo logrando vinos más redondos, sedosos con el añejamiento.
Los vinos añejos son un tesoro, la capacidad de tener la paciencia de que transcurra el tiempo para poder disfrutar de un producto único, moldeado por los años, testigo de historias, desafiando modas y tendencias, hacen que sean experiencias únicas para nuestros sentidos.
Si tienes la suerte de haber guardado alguna botella durante muchos años, o recibir esta maravillosa herencia, o si eres un cazador de tesoros que busca viejas botellas tienes que tener en cuenta algunas cosas para poder disfrutarlos:
Estos vinos pasan mucho tiempo guardados en una barrica o botella, por lo que su contacto con el aire puede provocar una cambio brusco en ellos, ábrelos con calma, con delicadeza, si tienen posos, que es muy probable por el paso del tiempo, decántalos suavemente.
Déjalo un tiempo que respire, que se abran sus aromas, como hemos dicho la época de la explosión de fruta ha pasado, seguramente sus aromas sean más sutiles, pero un paleta nueva que solo les otorga el tiempo. Cuidado con los corchos, debido al añejamiento prolongado probablemente este húmedos y bastante degradados, ten un sacacorchos adecuado, en estos casos los de láminas son ideales para que no se nos rompa el tapón.
Y poco más, solo tiempo, tiempo para disfrutarlo con calma, sin prisa, esa que o tuvo quien ha guardado esa botella tanto tiempo para que tu ahora la puedas disfrutar.