Los vinos jóvenes son excepcionales para el verano y para disfrutarlos tanto fuera como en casa. ¿Sabes en qué se diferencian de los crianza y reserva y con qué es mejor acompañarlos? Desde Consum te vamos a explicar cómo son cada uno de ellos, a diferenciarlos, maridarlos y los trucos para que estén, aún si cabe, más deliciosos.
vinos jóvenes
vinos jóvenes
Los vinos jóvenes son aquellos que no han estado en contacto con la madera, ya sea permaneciendo en barrica – generalmente de roble – o utilizando chips, que son virutas de madera que se “infusionan” en el vino a fin de darle los aromas, la crianza, en mucho menos tiempo. El resultado se asemeja, pero dista mucho de ser el mismo.
Hay que resaltar que el vino es vino antes de ser introducido en una barrica, por lo que, hay que evitar pensar que un vino joven es “un vino sin barrica”, sino al revés. La crianza oxidativa (nombre que se le da porque el aire pasa a través de los poros de la barrica) es utilizada principalmente para la mayoría de vinos tintos y en menor medida para vinos blancos, rosados y espumosos.
Un vino joven expresa sin tapujos las características de la variedad de la uva de la que procede, predominan los aromas a frutas y flores, el color tiende a ser más vivo y poseen una mayor frescura a la hora de tomarlos.
Es preferible servirlos un poco más fríos que los crianzas o reservas (veinte minutos en la nevera antes de degustarlos es suficiente). Se pueden tomar con aperitivos y entrantes debido a su temperatura y ligereza, y aceptan con mayor facilidad combinados típicos de verano, como nuestra afamada sangría.
Consejo: para hacer sangría, macera las frutas en el vino durante una hora y luego ya añadirle el azúcar, refrescos y por último el hielo. También es delicioso hacerlas con cava, ¡aún son más refrescantes!
blancos y tintos
blancos y tintos
Una de las variedades de uva que casi siempre es joven es la albariño – generalmente gallega – para que conserve su punzante acidez que tanto le caracteriza y quede intacto su perfil aromático tan sutil y fragante. Un gran ejemplo es el Depende de la D.O. Rías Baixas.
La verdejo, gloriosa en la D.O. Rueda, acepta perfectamente ambas elaboraciones y es perfecta para comparar vinos con y sin barrica. Si quieres aprender y disfrutar, consigue dos vinos de la misma bodega o al menos de la misma variedad – uno joven como el Protos Verdejo y otro fermentado en barrica – sírvelos a la vez en dos copas, huele primero el joven varias veces y cambia rápidamente al F.B., notarás perfectamente qué aromas aporta la crianza; haz lo mismo al beberlo y podrás sentir como el joven es más fresco y ligero y el otro tiene una textura más cremosa.
Este “juego” también se puede hacer con vinos tintos escogiendo uno joven, otro con cuatro o seis meses de barrica y uno con la crianza más larga. Recuerda utilizar la misma variedad y lo podrás hacer con vinos de la D.O. Ribera del Duero, adquiriendo por ejemplo el Finca Resalso de Emilio Moro en tu selección.
rosados y cavas
rosados y cavas
Los vinos rosados suelen ser jóvenes, como el Marqués de Riscal, que es un referente en cuanto a los vinos rosados de corte provenzal (de colores pálidos y semejantes a la piel de las cebollas). Cabe destacar que durante los últimos quince años la calidad de los rosados en general ha aumentado a pasos agigantados, llegando a ser una de las mejores opciones en especial para el verano.
Otro mundo son los cavas, donde la mayoría son jóvenes aunque aparezca la expresión “Reserva”, ya que esta no indica que el vino pasó por barrica, sino que estuvo al menos quince meses con las levaduras que crearon su burbuja. Por ello no encontrarás recuerdos terciarios (madera) en ellos, pero sí una burbuja fina, bien integrada y aromas de bollería y panadería. De lo mejor de nuestra bodega es el clásico Juvé & Camps Reserva de la Familia.