¡Vinos para enamorar! Y es que cualquier ayuda es poca, tanto si eres de los que celebran como de los que no, te dejamos 5 recomendaciones para dar un flechazo directo al corazón.
Burbujas, infalibles compañeras del romanticismo, de la celebración, codiciado objeto de deseo… Y es que ya lo decía Coco Chanel: 'Solo bebo Champagne en dos ocasiones, cuando estoy enamorada y cuando no lo estoy'.
Pero, ¿conocemos todas las opciones de vinos espumosos con los que podemos festejar?
CHAMPAGNE, CAVA & LAMBRUSCO
CHAMPAGNE, CAVA & LAMBRUSCO
Sin duda se lleva la fama y el glamour el Champagne, elaborado en la misma región francesa que le da su nombre. Este vino de fama mundial es capaz de seducir a la mismísima Maria Antonieta.
Con solo tres variedades (Chardonnay, Pinot Noir y Pinot Meunier), un 'terroir' casi al límite para elaborar vinos y un método (tradicional), nos ofrece vinos espumosos que llegan a ser objeto de coleccionista. Cremant, Saumur y Vovray, son zonas que abren las puertas a variedades como la Chenin Blanc, para elaborar espumosos en la vecina Francia.
En España, bajo la Denominación de Origen Cava, encontramos espumosos elaborados en Cataluña, Valencia, Rioja, Álava, Navarra, Zaragoza o Extremadura. Siempre con el mismo método de elaboración, compartido con Champagne, el tradicional, pero incorporando variedades presentes en nuestro país.
No solo bajo el nombre de Cava encontramos burbujas en España, diversas regiones elaboran sus propios espumosos con personalidades bien distintas.
Italia nos ofrece espumosos de Asti, Proseccos y Lambrusco, cada uno con sus propias uvas y su forma de hacer. Todo un país por descubrir.
Alemania con su Sekt, elaborado por el método Charmant y con variedades autóctonas como la Riesling, nos regalan un abanico de placer y sensaciones.
También el 'Nuevo Mundo' elabora excelsos vinos burbujeantes, como Australia, Nueva Zelanda, Sudáfrica y Estados Unidos.
¿A qué esperas para descorchar?
Vinos dulces & vinos rosados
Vinos dulces & vinos rosados
Otros imprescindibles muestra de amabilidad, placer y seducción, son los vinos dulces. Esos capaces, con su textura densa y aterciopelada, de rendirnos al disfrute. El mundo es prolífico en estos vinos, casi todos los países tienen sus propias versiones de vinos golosos y perfumados. Moscateles mediterráneos, vinos de hielo de regiones extremadamente frías como Canadá, la magia de la botritys de Sauternes (Francia), el Loira, Alemania o Tokaji, los fortificados Oportos, Jereces, Fondillones… Y así, casi hasta el infinito, son vinos ideales para acabar una dulce velada de San Valentín.
Pero como el color del amor bien podría ser el rosa, también tenemos vinos rosados como el pétalo de una rosa Eglantyne, perfumados y frescos. Aunque también, rotundos y maduros como una rosa Scarlett que dan paso al rojo, símbolo de la pasión y de San Valentín.
Apunta... ¡y dispara directo al corazón!