Si dudas entre lo que es un vino joven, crianza o reserva, no te preocupes, lo primero que has de saber es que independientemente de su color, un vino es vino antes de meterlo en barrica.

Sus aromas provienen de frutas como la manzana, la naranja o el lichi, siendo factor fundamental la zona y la tierra donde ha crecido la viña. Una vez en barrica adoptan aromas como el barniz, el coco o el café debido a la madera.

¿Sabías que un vino ha de pertenecer a una Denominación de Origen para poder llevar en su etiqueta menciones como Crianza o Gran Reserva? ¿Y que éstas solo se usan en nuestro país?

 Los vinos jóvenes son interesantes, ya que permiten diferenciar mejor las variedades de uva y aguantan abiertos el mismo tiempo que los vinos que han estado en barrica.

Además, maridan con cualquier plato, sobre todo con pastas frescas o platos fríos como tartares, ensaladas y canapés.

Experimenta con un Montesierra tinto y un Martín Berdugo, dos jóvenes pero diferentes. Con el primero apreciarás aromas frescos a grosella negra y menta, y el segundo te evocará un intenso aroma a frutos negros. Para mariscos hazte con un Portia Roble o prueba el toque dulce de barrica de un Faustino VII. Si prefieres el regaliz, Campo Viejo Vendimia Seleccionada es tu vino.

 Con la frescura del Elefant Blanc y el Roca i Mora apreciarás aromas a frutos rojos y suaves confituras. También tienes el Sangre de Toro, con un toque sutil de crianza en barrica de roble que al beberlo se vuelve aterciopelado en lengua.

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