Tres mil kilómetros cuadrados de gloria y fama mundial desde Soria hasta Valladolid. Una tierra de contrastes inesperados y extremos: sol, suelos de arcillas y arenas donde hace frío, mucho frío. Es la Ribera del Duero, una franja de 115 kilómetros que sigue el curso del Duero a su paso por Burgos y Segovia, donde la vid es tanto tradición como
cultura. Si los mares de viñas marcan su paisaje y el cultivo de la vid la actividad de sus gentes, los lechazos y los guisos de cuchara marcan su gastronomía; unos platos que maridan a la perfección con sus grandes vinos.

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