Con el calor todo cambia, desde los planes que hacemos, hasta qué comemos y bebemos. Por eso, es el momento perfecto para poner a enfriar un vino ¡y disfrutar de la velada!

En verano apetecen vinos blancos, jóvenes y frescos. Los hay para todos los gustos, verdejos de D.O. Rueda con aromas a frutas tropicales y muy fáciles de beber como el Protos. Y ¿cómo no?, Albariños, finos en nariz y muy refrescantes, capaces de suavizar pescados grasos como el salmón y aderezar carnes sabrosas como el secreto ibérico; una de nuestras joyas es el Depende, que viene de tierras pontevedresas. 

Si buscas un vino aromático prueba el Milflores de la D.O. Ca. Rioja o el Viña Sol de Torres, puedes acompañarlos con platos tan diferentes como una mousse de foie  o una macedonia de frutas. Pero, si prefieres un toque de dulzor apuesta por el Frizzante Verdejo de Yllera.

En tus próximos planes no puede faltar cava en tu mesa, te recomendamos Parxet Brut, de burbuja fina es perfecto para acompañar platos con vinagretas.

No nos olvidamos de los incondicionales del tinto, una gran elección para esta época del año es escoger vinos sin crianza, como por ejemplo, el Vol i Dolun Merlot que debe consumirse un poco frío. 

También es una buena opción decantarse por un vino del norte de España, con buena acidez y que no sobrepase los 12 meses de crianza, para que aún guarde su carácter frutal. Ese es el Arienzo Crianza, un vino que representa el equilibrio.

Si eres de rosado decídete por el Raimat Abadía Rosé o el Pálido de Marqués de Riscal, son el complemento perfecto para un buen arroz.

Elige el que más vaya contigo y recuerda maridarlo siempre con la mejor compañía.

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